
(He recuperado esta nota escrita hace cinco años pero que sigue vigente).
¡Qué banalidad!
No sé si será la ignorancia de este país o de este mundo. Hace unos cuantos años se premiaba a los alumnos aventajados, estudiosos y trabajadores. Ahora se les margina.
Les da vergüenza lucir sus notas. Está de moda ser mediocre. Mediocre es la vida de este país. Mediocre son sus políticos, sus dirigentes, sus jefes. Mediocres son sus referencias. Se premia a charlatanes y se relega la inteligencia y la verdadera cultura. Ojo. Esto lo oí de boca de una concejala del ramo a la hora de elegir director para un museo.
Digo verdadera cultura, no esa que parece estar siempre en manos de unos pocos y desprecian, como vulgares segregacionistas, otra versión que no sea la suya. Sean de izquierdas, más irracionales cuando se les espera más tolerantes, como de derechas. ¡Como si la cultura entendiera de direcciones!
Por no hablar de toda esa fauna que puebla no ya las revistas y programas vomitivos, sino cualquier medio de información genérico. Alfombras rojas…Nunca tanto descerebrado lució tanto. ¿A qué aspiran las niñas? ¿A ser médicos, ingenieros o astronautas? ¡No! A pasear por la alfombra roja. Y ellos las imitan. Tanto tiempo luchando por la dignidad de la mujer y ahora resulta que lo que querían los hombres era que los trataran como ganado, igual que a las mujeres. Mientras nuestros cerebros se tienen que ir de España. Y me pregunto ¿la banalidad no es también un fenómeno global? ¿De verdad fuera de aquí se aprecian como es debido los auténticos valores humanos? La inteligencia, la honestidad, el esfuerzo, el coraje, la lealtad…

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