He vuelto a retomar la sana costumbre de dar un paseo diario, más o menos largo, a la velocidad que en ese momento me encuentre cómoda. No entreno para nada.
Tengo, además, la suerte de vivir en un barrio con calles y aceras amplias, numerosos parques, vamos, que no hay escusa para no andar.
Estos días de tanto frío y niebla he buscado una imagen de cencellada, pero nada, salvo cuatro hierbajos.

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